martes, 17 de junio de 2014

EL GALLO DE LA CATEDRAL

 
Cuenta la leyenda que en Quito había un hombre   que se llamaba don Ramón Ayala muy recio de carácter fuerte aficionado a las apuestas, a las peleas de gallos, a la buena comida y sobre todo a la bebida. Todos los días el soplia llegar a la tienda de doña Mariana en el tradicional barrio de San Juan.  cuentan  los que conocían a doña Mariana, que ella era una “chola” muy bonita, y que con su belleza y sus mistelas se había adueñado del corazón de todos los hombres del barrio. Y cada uno trataba de impresionarla a su manera.
Ya en la tienda, don Ramón Ayala conversaba por largas horas con sus amigos y repetía las copitas de mistela con mucho entusiasmo. Con unas cuantas copas en la cabeza, don Ramón se exaltaba más que de costumbre, sacaba pecho y con voz estruendosa enfrentaba a sus compinches: Yo soy el más gallo de este barrio.A mí ninguno me ningune. Y con ese canto y sin despedirse bajaba por las oscuras calles quiteñas hacia su casa, que quedaba  en la Plaza de la Independencia.
Como bien saben los quiteños, arriba de la iglesia Mayor, reposa en armonía con el viento, desde hace muchos años, el solemne “Gallo de la Catedral”. Pero a don Ramón, embrigado, el gallito de la Catedral le quedaba corto. Se paraba frente a la iglesia y exclamaba con extraño coraje:
Qué gallos de pelea, ni gallos de iglesia ¡Yo soy el más gallo! Ningún gallo
me ningunea, ni el gallo de la Catedral!”. Y seguía así su camino, tropezando y balanceándose, hablando consigo mismo.
Hay personas que pueden acabar con la paciencia de un santo, y la gente dice que los gritos de don Ramón acabaron con la santa paciencia del gallito de la Catedral. Una noche, cuando el “gallo” Ayala se acercaba al lugar de su diario griterío, sintió un golpe de aire, como si un gran pájaro volara sobre su cabeza. Por un momento pensó que solo era su imaginación, pero al no ver al gallito en su lugar habitual, le entró un poco de miedo. Pero don Ramón no era un gallo cualquiera, se puso las manos en la cintura y con aire desafiante, abrió la boca con su habitual valentía.

Pero antes de que completara su primera palabra, sintió un golpe de espuela en la pierna. Don Ramón se balanceaba y a duras penas podía mantenerse en pie, cuando un picotazo en la cabeza le dejó tendido boca arriba en el suelo de la Plaza Grande. En su lamentable posición, don Ramón levantó la mirada y vio aterrorizado al gallo de la Catedral, que lo miraba con mucho rencor.
Don Ramón ya no se sintió tan gallo como antes y solo atinó a pedir perdón al gallito de la Catedral. El buen gallito, se apiadó del hombre y con una voz muy grave le preguntó:
Prometes que no volverás a tomar mistelas? Ni agua volveré a tomar, dijo don Ramón ¿Prometes que no volverás a insultarme?, insistió el gallito. Ni siquiera volveré a mirarte, dijo muy serio.- Levántate, pobre hombre, pero si vuelves a tus faltas, en este mismo lugar te quitaré la vida, sentenció muy serio el gallito antes de emprender su vuelo de regreso a su sitio de siempre.
Don Ramón no se atrevió ni a abrir los ojos por unos segundo. Por fin, cuando dejó de sentir tanto miedo, se levantó, se sacudió el polvo del piso, y sin levantar la mirada, se alejó del lugar.
Cuentan quienes vivieron en esos años, que don Ramón nunca más volvió a sus andadas, que se volvió un hombre serio y muy responsable. Dicen,  los vecinos, que en verdad el gallito nunca se movió de su sitio, sino que los propios vecinos de San Juan, el sacristán de la Catedral, y algunos de los amigos de don Ramón Ayala, cansados de su mala conducta, le prepararon una broma para quitarle el vicio de las mistelas. Se ha escuchado también que después de esas fechas, la tienda de doña Mariana dejó de ser tan popular y las famosas mistelas de a poco fueron perdiendo su encanto. Es probable que doña Mariana haya finalmente aceptado a alguno de sus admiradores y vivido la tranquila felicidad de los quiteños antiguos por muchos años.

LA DAMA TAPADA





Esta leyenda paso en Guayaquil ocurrió en el año 1700, y varias personas murieron a causa de la Dama.
Se dice que, la Dama Tapada, se aparecía en horas cercanas a la media noche a personas que frecuentaban callejones no muy conocidos . Según las historias relatadas por muchas personas acerca de estos acontecimientos, una joven se les aparecía, vistiendo un elegante vestido de la época, con sombrilla, pero algo muy particular en ella era que llevaba su rostro tapado con un velo, el cual no permitía que las víctimas la reconocieran. 

Ella tenía una fragancia agradable, y casi todos los que la veían quedaban impactados al verla. Hacía señales para que la siguiesen y, en trance las víctimas accedían a la causa pero ella no permitía que se les acercara lo suficiente.
Los alejaba del centro urbano y en lugares remotos empezaba a detenerse. Cuando las víctimas se le acercaban a descubrirle el rostro un olor nauseabundo contaminaba el ambiente, y al ver su rostro ellos podían observar un cadáver aún en proceso de putrefacción. Sus ojos parecían destellantes bolas de fuego.  


LEYENDA DE SAN BERNARDO EL HUESUDO



Cuenta la leyenda que en Atuntaqui, existia un esquelato que una familia tenía en su casa desde varias generaciones.
Ocasionalmente este  hacía milagros  auque no se trataba de un santo cristiano. Sierto día un muchacho insistió para que lo llevaran a conocer a San Bernardo, al abrir la puerta de uno de sus cuartos una sensacion extraña se apodero del cuerpo del curioso, la oscuridad inundaba el ambiente, En efecto San Bernardo era un esqueleto tenía una calavera envuelta  en una especie de túnica, su habitación era un santuario que los creyentes frecuentaban a este lugar  acudían enfermos desahusiados   para aliviarse de sus males, también le atribuia el milagro de aplacar las envidias.
A pesar de sus poderes San Barnardo termino en una delegación de Ibarra confiscado por denuncias de estafa.Ese fue el final de San Bernardo, el huesudo.

LEYENDA DEL ORIGEN DE LA LAGUNA DE YAHUARCOCHA

  
Segun los abuelos que han narrado esta leyenda la Cochamama como era conocida la laguna de Yahuarcocha  antes era una hacienda. Una tarde aparesio un anciano pidiendo limosna, al  llegar a la hacienda le recibio  una empleada, esta aviso alos dueños y ellos contestaron que no tenían nada y soltaron a los perros.
Al ver esta situacion, el anciano dijo a la muchacha que si sueltan a los y me atacan, para mañana esta hacienda se convertirá en una laguna por lo que advirtió a la enpleada que sacara todas sus cosas y se marchara.
Asombrada por lo ocurrido cogió sus cosas y siguio el camino que conduce a Cayambe, al otro día la muchacha regreso para confirmar lo que la había dicho aquel anciano y así fue la hacienda se convirtióen una laguna. Según la leyenda de la Cochamama fue un castigo de Taita Dios. 
 


domingo, 15 de junio de 2014

EL PADRE ALMEIDA



 Cuenta la leyenda, como un padre el cual no era precisamente el mejor debido a su mala conducta todas las noches salía a tomar aguardiente, para salir tenía que subir en un brazo de la estátua de Cristo, pero una noche minetras intentaba salir se dio cuenta que la estatua lo regreso a ver y le dijo: ¿Hata cuando padre Almeida? y este le contesto "Hasta la vuelta" y se marcho. Una vez ya embriagado, salió de la cantina e hiba paseando en las calles de Quito, hasta que pasaron 6 hombres altos completamente vestidos de negro con un ataúd, aunque el padre Almeida penso que era un toro con el cual chocó y cayo, pero al levantarse regreso a ver en el interior del ataúd, y se encontro con la sorpresa que era él quien estaba en aquel ataúd, el padre Almeida, del asombro huyo del lugar. Se puso a pensar que eso era una señal y que si seguia así podia morir intoxicado, entonces desde ese día ya no volvio  a embriagarse y se dice que  en la estatua de Cristo se nota una cara sonriente.
 
 

LA CAJA RONCA

Cuenta la leyenda que en Ibarra  dos grandes amigos, Manuel y Carlos, a los que cierto día se les fue enviado, por don Martín (papa de Carlos), un encargo que  consistía en que  llegaran hasta cierto potrero, sacaran agua de la asequia, y regasen el sembradio de papas, la cual estaba a punto de echarse a perder. Ya en la noche, muy noche, se les podía encontrar a los dos caminando entre los oscuros callejones, donde a medida que avanzaban, se escuchaba cada vez más intensamente el escalofriante "tararán-tararán". Con los nervios de punta, decidieron ocultarse tras la pared de una casa abandonada, desde donde vivieron una escena que cambiaría sus vidas para siempre...
Unos cuerpos flotantes encapuchados, con velas largas apagadas, cruzaron el lugar llevando una carroza montada por un ser temible con cuernos, afilados dientes de lobo, y unos ojos de serpiente que inquietaban hasta el alma del más valiente. Siguiendole , se lo podía ver a un individuo de blanco  casi transparente, que tocaba un tambor, del cual venía el sonido "tararán-tararán".Ahi recordando ciertas historias contadas por sus abuelos reconocieron el tambor que llevaba aquel ser blanquecino, era nada más ni nada menos que la legendaria caja ronca.
Al ver este objeto, los dos amigos, muertos de miedo, se desplomaron al instante.Minutos despues, llenos de horror, Carlos y Manuel despertaron, mas la pesadilla no había llegado a su fin. Llevaban en sus  manos, una vela de aquellas que sostenían los seres encapuchados, solo que no eran simples velas, para que no se olvidasen de aquel sueño de horror, dichas velas eran huesos fríos de muerto. Un llanto de desesperación despertó a los pocos vecinos del lugar.En aquel oscuro lugar, encontraron a los dos temblando de pies a cabeza murmurando ciertas palabras inentendibles, las que cesaron después de que las familias Dominguez y Guanoluisa, hicieron todo intento por calmarlos.

Después de ciertas discusiones entre dichas familias, los jóvenes regresaron a casa de don Martín al que le contaron lo ocurrido. Por supuesto, Martín no les creyó ni una palabra, tachandoles de vagos.
Después del incidente, nunca se volvió a oir el "tararán-tararán" entre las calles de Ibarra, pero la marca de aquella noche de terror, nunca se borrara en Manuel ni en Carlos.Ojala así aprendan a no volver a rondar en la oscuridad a esas horas de la noche.

LEYENDAS DEL ECUADOR: MARIANGULA